Jorge JIMÉNEZ
La iglesia de Santa María Magdalena levantada en la margen derecha del rio Ebro, límite natural de la ciudad, ha vivido a la sombra y en la sombra de la Catedral, en aquel tiempo Colegiata de Santa María. Sin embargo, existe constancia de su presencia en el umbral norte de la ciudad, al menos, desde las últimas décadas del siglo XI. El templo primitivo estaba formado por una única nave con testero recto y una torre-campanario de planta cuadrada a los pies.
Iglesia de Sta. María Magdalena.
Fotografía: B. Aldanondo
Nuevas funciones, devociones y liturgias convirtieron al templo a lo largo de los siglos en un conglomerado de capillas adyacentes presididas por la Mayor dedicada a Santa María Magdalena. Dos de las cuatro —Santa Ana y Virgen de la Esclavitud— se conservaron tras la reforma de 1986 que recuperó, en cierta medida, el aspecto original del templo.
Planta actual del templo.
Infografía: D. Bergasa
Por el momento, se desconocen aspectos significativos de su génesis. La tradición historiográfica mantenía que la actual construcción se erigía sobre otra “mozárabe” anterior, explicando así la leve irregularidad planimétrica apreciable en la planta. No obstante, ante la ausencia de evidencias en este sentido, cobra fuerza la hipótesis a favor de una reforma templaria en la primera mitad del siglo XII.
Alfonso I, el Batallador, en aquel tiempo rey de Aragón y Pamplona, en el mes de febrero de 1119 toma la ciudad tras un largo asedio. Dominada Tarazona unos meses más tarde, el monarca procederá a la reorganización diocesana de la comarca y la comunidad cristiana de Tudela quedará adscrita a la Sede turiasonense. La intromisión del poder político en decisiones de ámbito eclesiástico es una constante durante el periodo medieval, dado que les garantiza cierto control político y económico territorial. Sin embargo, el templo dedicado a Magdalena fue donado a la mitra iruñesa en agradecimiento al apoyo prestado durante el asedio y toma de la ciudad. Esta circunstancia dota al templo de un importante protector que explica las reformas en él emprendidas.
La configuración inicial del templo cristiano debía ajustarse, en base a los restos arquitectónicos conservados y los vestigios arqueológicos aparecidos en la intervención urbanística de 1986, a una única nave con testero recto y acceso en el muro norte. Esta primitiva estructura de carácter funcional e inercial responde a las necesidades básicas de una pequeña comunidad cristiana mozárabe, de la que se desconoce de forma específica su entidad y composición. De este periodo únicamente se conserva el acceso norte, que no presenta un gran interés artístico salvo, el crismón trinitario que anuncia y enuncia la salvación a los fieles que atraviesan la puerta y que yacen en su atrio. Todo ello en directa relación con los templos de carácter rural de este periodo, de los que San Pedro de Orísoain, San Martín de Artaiz o San Adrián de Vadoluengo son muestras característicos.
Puerta norte y detalle del crismón trinitario sobre la puerta.
Fotografías: B. Aldanondo
Dominada la Ciudad y en torno a las décadas centrales del siglo XII, la actividad constructiva tudelana se encuentra en pleno auge, ya reformando ya erigiendo nuevos templos, las obras en la colegiata de Santa María, en san Nicolás, san Jaime o la Trinidad discurren parejas a la reforma impulsada por el obispado de Pamplona en el pequeño y robusto templo de Santa María Magdalena.
Puerta de acceso occidental.
Fotografía: B. Aldanondo
La envergadura y significación de la empresa viene dada por la motivación del promotor. El obispado de Pamplona en una dura pugna abierta con la restaurada Sede de Tarazona que domina la ciudad, emprende una obra de ágil ejecución frente a las del templo Mayor y al mismo tiempo introduce, por primera vez, las nuevas directrices litúrgicas y doctrinales como queda plasmado en el programa iconográfico proyectado en todo su conjunto.
En consonancia con la nueva liturgia romana un nuevo acceso se abre a los pies del templo. El potente pórtico adosado al muro occidental, como el análisis estructural y constructivo evidencia, está formado por cuatro arquivoltas figuradas de medio punto apeadas en sendos capiteles historiados; todo ello protegido por un tejaroz sustentado por una serie de canecillos labrados.
El programa, al dictado de la exégesis gregoriana, presenta un claro discurso en clave reformista, centrado en la imagen y el ejemplo de Cristo como paradigma de virtud. Es por ello que la imagen del Pantocrátor domina el conjunto, flanqueado al mismo tiempo por la representación del tetramorfos y de la Virgen María —a su derecha— y santa María Magdalena en el lado opuesto. En esta Segunda Venida, en el ocaso de los tiempos y de los templos, tendrá lugar la resurrección de las almas —figurada en las ménsulas que soportan el tímpano, al acecho de las cuales se encuentra el Maligno— vigilante desde la segunda arquivolta entre una amplia cohorte de arpías.
Detalle del conjunto de arquivoltas.
Fotografía: D. Bergasa
Ahora bien, la salvación comprometida y encarnada en la Primera Venida, queda proclamada en la primera arquivolta con la Anunciación —en las tres dovelas centrales— flanqueada por el Colegio apostólico y los profetas. Un claro mensaje en clave proselitista para un momento en el que los parroquianos conviven de ordinario con tudelanos de religión judía.
Para tal fin, los fieles cristianos, clérigos o seglares, deben observar y practicar el ejemplo de resistencia a la tentación como hiciera el propio Jesucristo, presente en los tres capiteles figurados de la jamba de la izquierda. Esta idea de perseverancia y rectitud moral se completa con el cuarto y último capitel de este lado, dónde aparece la representación de un clérigo atacado por dragones, en referencia al pecado de simonía; una de las principales preocupaciones del clero bajomedieval y atajada severamente por la nueva doctrina romana.
Detalle del conjunto de capiteles de la jamba izquierda.
Fotografía: B. Aldanondo
Estos mensajes forman parte el engranaje reformista emprendido en la órbita de Cluny a mediados del siglo XI y que, con la llegada al solio papal de Gregorio VII, se constituirá en la gran reforma de la Iglesia medieval. La compleja situación política y religiosa de los territorios hispanos dificultó la llegada de los nuevos preceptos romanos, que unido a la escasez de testimonios documentales sobre ello, hacen del análisis de los templos reformados una pieza clave para la localización temporal y territorial de este fenómeno. Lo que llevado al ámbito historiográfico tudelano concede mayor interés al conjunto de la Magdalena frente a la obra de la Colegiata, puesto que ésta ya se eleva sobre la solida cimentación gregoriana.
En resumen, las piedras que en las primeras décadas del siglo XII hablaron del cambio en las directrices doctrinales del cristianismo, hoy vuelven a hablar de ello para completar el vacío documental existente, permitiendo con ello avanzar en nuevos métodos y planteamientos historiográficos para la ciudad de Tudela.
La opinión de los lectores:
comments powered by DisqusEn Euskonews nos interesa su opinión. Envíenosla!
¿Quiere colaborar con Euskonews?
Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
On line komunikabide onenari Buber Saria 2003. Euskonews
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria